«House of Cards es la obra de un genio.» Sunday Post
«Afilado como una cuchilla. Sin compasión.» Daily Mail
«Esta historia de sangre y fuego, tan parecida a la realidad y tan absolutamente cínica tiene, sin ninguna duda, el sello de la autenticidad... un gran éxito.» The Independent
¿Es la política tan endeble como un castillo de naipes? ¿Qué hacen los políticos cuando no los vemos? ¿Tiene límites su ambición? Una novela más realista de lo que parece. De hecho su autor la escribió furioso contra Margaret Thatcher cuando trabajaba con ella. House of Cards se publicó en 1989 y pronto se convirtió en una famosa serie de la BBC, protagonizada por Ian Richardson. Hoy vuelve a triunfar mundialmente en la serie de televisión de Netflix protagonizada por Kevin Spacey y adaptada a la política norteamericana. Una intriga política de alta intensidad que engancha al lector hasta el final. La ironía y el cinismo de esta apasionante historia da vértigo y a la vez nos hace sonreír.
"Con un amigo como Michael Dobbs, ¿quién necesita enemigos? Su ritmo es, de nuevo, perfecto. Magníficamente atrevido.» The Times «He aquí un escritor de intriga política con un conocimiento de primera mano de cómo funciona el interior de ese mundo. House of Cards es una novela reveladora, muy ágil y brillante.» Daily Express Michael Dobbs (Cheshunt, Hertfordshire, 1948) se educó en Oxford y tras su graduación viajó a Estados Unidos para cursar un posgrado en el Centro Fletcher de Derecho y Diplomacia y en la Universidad Tufts. En 1975 volvió a su país y empezó a trabajar en el Partido Conservador, donde llegó a ser jefe de gabinete de Margaret Thatcher. Después del inmenso éxito de House of Cards, ha publicado hasta veinte novelas, la mayoría de ellas de intriga política.
Patricia es traductora literaria. Traduce narrativa y ensayo del inglés al castellano. Suss dos pasiones son la lectura y la música clásica. Estudió Filología y llegó a la traducción literaria un poco de rebote, desde la corrección de estilo. Un editor le dijo una vez que la labor del traductor literario se parece bastante a la del músico, porque al fin y al cabo consiste en interpretar una partitura ajena, y para ambas profesiones hace falta oído, musicalidad y poner pasión en lo que haces.