El alcoholismo altera el día a día de una familia creando conflictos, hiriendo a los diferentes miembros y entorpeciendo las relaciones afectivas. Los sentimientos que predominan son negativos y esto supone un gran desgaste para todos.
Para un dependiente al alcohol, esto está por encima de todo lo demás. Antes que ser el padre o esposo e hija o madre, se es alcohólico. Por esto, se descuidan las responsabilidades, las relaciones y los sentimientos de los demás.
Si crees que en tu familia hay algún problema de adicción al alcohol, ten presente que es una enfermedad y no es culpa de nadie. Es adecuado hablarlo abiertamente y pedir ayuda.