Kermani contempla las ruinas de culturas destruidas, así como las huellas de la devastación, tanto antigua como reciente. Pero sobre todo conoce a personas desgarradas por tener que tomar partido para encontrar un hogar y conseguir cierto bienestar. Con solo unas pinceladas, describe tiendas que se conservan como en tiempos de la Unión Soviética, cafés de moda y un ambiente distendido pese a estar cerca del frente y no poder librarse del miedo al otro, sea quien sea. Con una mirada certera que repara en detalles que hablan por sí solos, Kermani nos transporta hasta regiones olvidadas, en las que todavía hoy se sigue escribiendo la historia.