Las inmensas selvas v├нrgenes que cubr├нan el territorio de la Am├йrica septentrional tienden cada vez m├бs a desaparecer bajo los hachazos precipitados de los squatters y de los desmontadores americanos, cuya actividad insaciable hace que los l├нmites de los desiertos vayan retrocediendo de continuo hacia el Oeste. Ciudades florecientes, campos bien labrados y cuidadosamente sembrados, ocupan ahora las regiones en que, apenas hace diez a├▒os, se alzaban bosques impenetrables cuyas ramas seculares, solo dejaban penetrar a duras penas los rayos del sol, y cuyas inexploradas profundidades cobijaban animales de todas clases, sirviendo al paso de guarida a hordas de indios n├│madas, cuyas costumbres belicosas hac├нan resonar con frecuencia el grito de guerra bajo aquellas b├│vedas majestuosas de ramas y de hojarasca.