Mendel Singer lleva una humilde vida como profesor hasta que el destino pone a prueba su fe. El hijo mayor tiene que alistarse en el ejército ruso, el segundo hijo deserta y se fuga a América, su única hija empieza a relacionarse con los peligrosos cosacos y el más pequeño de sus hijos nace enfermo.
Este último debe quedarse en Zucnov cuando la familia viaje a América, donde su segundo hijo ha hecho fortuna y les prepara una cómoda vida. Pero cuando todo parece marchar bien por primera vez en la vida de la familia Singer, Dios los castiga de nuevo.
Moses Joseph Roth (1894-1939) nació en una familia judía en Brody, un pueblo del antiguo Imperio Austro-húngaro, actualmente perteneciente a Ucrania, donde creció con la familia de su madre, después de que su padre los abandonara tras su nacimiento. En 1914 se trasladó a Viena para estudiar Filosofía y Literatura Alemana, aunque dos años después abandonaría la universidad para alistarse como voluntario en el Ejército Austro-húngaro en la I Guerra Mundial. La destrucción del Imperio es un motivo constante de su literatura. «Mi impresión más fuerte fue la guerra y la destrucción de mi patria, la única que tuve, la doble monarquía austro-húngara».
Después de la guerra Joseph Roth se dedicó al periodismo y a la literatura. La publicación de Job, novela de un hombre sencillo y La marcha Radetzky, donde exploraba la vida en la Europa posterior a la guerra, supusieron su consagración literaria. Sin embargo el éxito se vio empañado por sus problemas familiares. La enfermada de su mujer, Friederike, que en 1920 fue diagnosticada con esquizofrenia, significó una profunda crisis personal para Joseph Roth.
Con la llegada de Hitler al poder, Joseph Roth se exilió en París en compañía de Andre Manga, la mujer con la que convivió desde 1929. Aunque los ensayos escritos en París describen una ciudad vital y alegra, la realidad es que la vida de Joseph Roth allí fue difícil, viviendo de hotel en hotel y bebiendo desproporcionadamente. A pesar de sus problemas con el alcohol, Joseph Roth no dejó de escribir hasta su muerte, convirtiéndose por derecho propio en uno de los escritores más importante en lengua alemana del siglo XX.