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Isidoro Villator
Todos los libros escritos por George Steiner se sustentan en la esencia seductora de su retórica, admirable lucidez y más que demostrado talento interpretativo de un excelente maestro: “fragmentos”, no es la excepción. Ocho lecciones interpretativas basadas en unos fragmentos aforísticos, de Epicarno de Agra, encontrados en el siglo II d. C, en la biblioteca privada de una villa en Herculano. La primera lección interpretativa, para decirnos que “existimos para la oscuridad ante la desolación de la humanidad. La segunda interpretación para hablarlos de la diferencia entre philia y eros, la amistad y el amor, de cómo la amistad puede asesinar al amor, es decir, cómo los ríos turbulentos mueren en la calma del mar. La hermenéutica tercera, referida a la muerte, gran maestra de la democracia de comparación. Esta idea de la muerte, para explicar la igualdad entre los seres humanos; aun ante la posibilidad genética molecular de demostrar que las distintas gradaciones de potencial cerebral y corpóreas son innatas y, por lo tanto la muerte, para argumentar las diferencias entre los humanus. La cuarta lección: la crónica de lo inhumano o el mal ausencia del bien Quinta, titulada Canta dinero a la diosa, para interpretar, entre otras cosas, como el amor se puede prostituir, si éste está basado en intereses financieros. Sexta. Titulada, desmiente al olimpo si puedes. Claro está, siempre y cuando se resuelva el enigma algebraico planteado por el políglota de Steiner por medio de la siguiente pregunta: ¿cuál sería la demostración necesaria y suficiente de la “muerte” de Dios o de su inexistencia? <<Si no existe ninguna prueba lógica y teológica de la existencia de Dios, tampoco existe otra que afirme que no existe. El reto de Epicarno, el autor del pergamino, se mantiene, concluye en esta lección el maestro parisino. La penúltima lección: ¿Por qué lloro cuando canta Arión? O la trascendente inutilidad de la música ante su perfección y que precisamente por esta última, nos diría en este breve ensayo, George Steiner, la certeza de que nuestras vidas se verían inconcebiblemente empobrecidas si no lo hiciera, no sólo Epicarno, sino el hombre. Y el último camino hermenéutico, Amiga Muerte, O la manera, o el momento de elegir nuestra muerte; porque tenemos el derecho de invitar como amiga de honor a la muerte, como un silencioso viento del mar en el ocaso.