Katherine Mansfield fue autora de una serie de relatos de alcance universal. Con su obra, y a pesar de lo breve de su vida, la escritora neozelandesa se convirtió en la justa sucesora de Anton Chejov. Cuentos como Felicidad (1921), Garden-Party (1922), La casa de muñecas (1922), llamaron rápidamente la atención de los críticos y del público, y la impusieron como uno de los mayores talentos narrativos de la época.