El personaje de Oliver Haddo es una caricatura poco halagadora del ocultista inglés Alistair Crowley, a quien Maugham había conocido mientras vivía en París. El propio Crowley escribió una reseña en Vanity Fair en la que acusó a Maugham de plagiar varias otras novelas, firmando como "Oliver Haddo". La mayoría de los críticos desestimaron estas acusaciones.