Charlie se pone nervioso por todo. Para colmo, Dylan, el abusón del colegio, lo tiene entre ceja y ceja. Pero eso no sería tanterrible si no fuera porque los nervios hacen que Charlie... ¡se transforme en un animal! En muchos, para ser exactos: pulga, paloma,rinoceronte...
Además, se acerca la obra de teatro (en la que Charlie hace de Patata Triste número 1) y teme transformarse en plena representación. Por suerte, para lidiar con este nuevo(y rarito) poder, ¡cuenta con la ayuda de sus tres mejores amigos*!
*Que también son bastante raritos.
Sam Copeland es de Manchester y ahora vive en Londres con dos gatos apestosos, tres niños olorosos y su esposa, que huele relativamente bien. Es terapeuta profesional de aves de corral y se dedica a recorrer el mundo domando gallinas salvajes con su talento singular.