Establecer nuevas amistades puede ser un desafío. Conocer a una nueva persona generalmente implica charlar sin rumbo, experimentar pausas incómodas y sentirse incómodo al hacer contacto visual.
En consecuencia, la mayoría de nosotros evitamos las molestias y el terror de entablar nuevas amistades. Nos atenemos a nuestro círculo de conocidos y evitamos a las personas que no conocemos.
Sin embargo, establecer nuevas amistades tiene importantes ventajas.
Participar en actividades sociales no sólo amplía su red social, sino que también mejora su capacidad para interactuar con otras personas, lo que puede proporcionar varios beneficios tanto en el ámbito personal como profesional.
Desde nuestra convivencia inicial en las llanuras africanas, el Homo sapiens reconoció las ventajas de residir en comunidades.
En el pasado, los humanos primitivos se reunían para practicar la caza y actividades culinarias.
Reconocieron que al colaborar como colectivo, sus posibilidades de supervivencia eran significativamente mayores en comparación con si cada persona tuviera que satisfacer sus propias necesidades de forma independiente.