Al leer a Chesterton nos embarga una peculiar sensaciónde felicidad. Su prosa es todo lo contrario de la académica: es alegre. Las palabraschocan y se arrancan chispas entre sí, como si un juguete mecánico hubiese cobradovida de pronto, chasqueando y vibrando con sentido común, esa maravilla demaravillas. Para él, el lenguaje era como un juego de construcciones con el que montarteatros y armas de juguete.
Beletristika i književnost